ERES SÍMBOLO FOLCKLÓRICO DEL CARNAVAL

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DON EULOGIO TUME AYALA
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Algunos se preguntarán: ¿por qué Bernal es Capital del Carnaval? Algunos más envidiosos tratarán por todos los medios de anular esta distinción ganada legítimamente. Ojalá te conocieran, viejo amigo, para que con tu forma tan amena de conversar, los envuelvas en la evocación jubilosa del carnaval. “No… ni hablar”, les dijeras. Les contarías lo que me contaste en plena fiesta del Carnaval. Les contarías que eres “yuncero” desde 1962, desde aquellos tiempos en que primero se paraba los yunces en la casa del primer mayordomo para luego desenterrarlo y recién llevarlo a su sitio principal. Seguramente les dirías, con tu sonrisa de viejo apacible, que el carnaval, desde antes, fue lindo en Bernal, incluso más alegre cuando no había orquestas.
Yo lo respeto mucho don Eulogio, Símbolo Folclórico del Carnaval. Usted ni se imagina quién le asignó ese bien ganado título honorífico. Si lo supiera, seguramente que riéndose dijera: “es la fiesta pues, todo se perdona”. Y yo estoy seguro que es la fiesta más esperada por su vetusta existencia. En cada baile que usted da, creo observar esa alegría que sentía, muchos años atrás, cuando se visitaba a todos los mayordomos. Cuando todas las bandas del carnaval entraban a las cinco de la tarde. Cuando todavía se usaban las “serpentinas de 1 cm. de ancho por 100 de largo”. Cuando la situación económica permitía jugar con suaves y aromáticos talcos. Cuando todavía se adornaba con cañas de fruta al Yunce. Cuando, en cada visita, se recibía una brazada de cerveza. O simplemente confirmo lo que me dijo: “yo respeto bastante a San Chabaquito. Tres veces me he querido retirar y San Chabaquito me ha castigado. Más caro ha sido el gasto que mi cuota”.
La verdad que yo también gozo con el carnaval de Bernal, el mejor del Perú. Es impresionante gozar cuatro días con cinco bandas de músicos, de Trujillo y Lambayeque todas ellas. Es indescriptible, sobre todo para los que vivimos lejos del terruño, saboreando el estofado de res, cabrito, caldo de gallina, caldo de carnero y asentándolo con la rica chicha y cervezas bien heladas. Es grandioso tomar un suculento caldo de gallina, a las 12 de la noche, al aire libre, en plena retreta de cinco Bandas. Nadie, que no haya vivido esta fiesta, pensaría que las orquestas más caras del Perú tocan gratis y al aire libre. Siento orgullo saber que Bernal es de los pocos pueblos que todavía lee el testamento del Ño Carnavalón. Es increíble que nadie se quede sin gozar del carnaval, incluso los que no son mayordomos, o los visitantes, que gozan en fraternidad sin gastar un solo centavo, aunque les parezca un sueño y se queden prendados para siempre de este pueblo. ¿Todavía siguen preguntando por qué mi tierra es Capital del Carnaval? No hay derecho don Eulogio.
Algo que quería decirte es que cualquiera pensaría que lo que se dice de ti en el testamento del “Ño Carnavalón” es mentira. Nadie creería que tengo grabada tu voz contándome que tienes 46 años de licenciado, habiendo ingresado a tu querido ejército un lunes 3 de enero de 1960; que tu fusil fue el 2151 y que perteneciste al Batallón Salaverry. Todos se carcajean, pero pocos saben de tu buena memoria que se acuerda de todas las fechas y episodios.
Yo sé que sufres cuando llega el día jueves. Te alegras un momento por el testamento, pero sé que cuando venimos de quemar el “Ño Carnavalón”, bailando la última marinera, sufres por dentro. Debes acordarte seguramente que este año, como tu Banda se iba temprano, no se había programado merienda y me dijiste: “¿Koky, ahí quedó todo?”. “Si viejo, ahí quedó todo”, te dije dentro de mí con tu misma tristeza. Creo que por esta tristeza general, tu sobrino Checo plantea que se celebre el medio año del Carnaval.Ojalá lo tengamos muchos más carnavales con nosotros, don Eulogio, para que nos siga alegrando el alma, no sólo con su baile picaresco, con su costumbre de andar dos pañuelos en carnavales, con su clásico “señorita no se vaya a molestar, más tarde voy a ponerle su talquito”, sino simplemente silbando, tan finito como nadie, “La celosa”, esa marinera que tanto le gusta y que la tocaban los hermanos Manuel y Julio López en tu “Sin Rival Yunce de la Esquina”.
Gracias por alegrarme el alma viejo amigo. Gracias porque cuando se vaya, usted y nuestros padres, nos dejarán como herencia el carnaval. (Jorge Luis Tume Quiroga)