TEODOMIRO Y SU AMOR AL ARTE

.
LOS GARIBALDITOS
Herederos del alma de Bernal

Valorar y difundir nuestro folklore es aportar a la identidad nacional, tan urgente en estos tiempos de capitalismo salvaje, que nos orienta hacia el individualismo y a la ideología del consumismo.
Por eso saludamos la iniciativa de Salomón Teodomiro Tume Pingo, quien demostrando que ha nacido para el arte, hoy está forjando una cantera de futuros ciudadanos comprometidos con el mantenimiento de nuestras costumbres y tradiciones.
Se trata de su arduo trabajo al frente de la Danza Folklórica “Los Garibalditos”, quienes desde el 24 de diciembre del 2008, vienen alegrando la vida a Bernal y a los pueblos aledaños, con su peculiar estilo de baile y música.
“Los Garibalditos” es la versión infantil de nuestra majestuosa danza “Los Garibaldis” – patrimonio de nuestro pueblo y de toda la región – y es impresionante ver cómo nuestros niños interpretan las coreografías de todos los personajes con maestría y entusiasmo. Personajes como el Capataz, el Ángel, los Serranos, los Diablos, la Cocaleca, la Tamalera, el Torito, el Cazador, el Gallinazo, el Negro Paiteño, el Granchimbo, el Negro Escobero, el Mono y el Tigre, son el deleite de grandes y chicos.
Nuestro efusivo saludo a esta Danza, que nos demuestra, una vez más, que el alma de nuestro pueblo es indestructible.


El capataz y el ángel

Los serranos

El torito acechado por el gallinazo

Los diablos

Los Garibalditos en pleno

Ellos son los herederos

ASÍ NACIÓ LA TAMALERA

.
DON MELCHOR LORO ÁLVAREZ
.
Lo encuentro fuerte como un algarrobo, como si sus 73 años estuvieran detenidos desde cuando lo conocí bailando la tamalera. Me gustaba observarlo pues quería imitar su peculiar estilo, para luego jugar a la danza los Garibaldis, dirigido por mi ahora compadre Alejandro Tume Juárez. Yo era la tamalera y bailábamos en una casa abandonada de mi barrio sur. Entonces éramos niños y Jano nos reunía a varios, elaboraba o compraba las máscaras y haciendo de único músico nos hacía bailar con conmovedora alegría.
Me cuenta, don Melchor Loro Álvarez, que empezó a bailar desde los 10 años como “ángel”, mientras don Víctor Chuye era el “capataz”. Eran aquellos tiempos en los que don Santiago era el cojuelo, don Augusto Ayala y don Francisco Loro (“Pancho Triste”) eran los “rabudos”, como se le llamaba entonces a los diablos. En aquellos gloriosos años cuando con Augusto Amaya hacía reír a grandes y chicos con su baile del “mono”; y don Adolfo Panta tomaba medidas de nuestras calles como “ingeniero”. Cuando don Alejandro Amaya y don Guadalupe Tume arrancaban sonrisas como “serranos” y don Manuel Morales era un singular “granchimbo”. Es decir, cuando todavía comían choclos don Emilio Ruiz, don Federico Morales, entre otros que ya bailan en la mansión celestial.
Estaba pensando en arrancarle una foto como tamalera, en vivo y en directo, mientras él suspiraba recordando que antes los mayordomos buscaban su mayoral y éstos mandaban a hacer la ropa de su danzante. Y que no permitían ser reconocidos por la gente por lo que tomaban chicha con una cañita o carrizo. “En esos tiempos no había cerveza y se tomaba cola Cassinelli”, recuerda. Pero también está preocupado porque ahora ya no se usan los cascabeles, cuando este era un sello característico de la danza.
Días previos a la fiesta del patrón de Bernal, San Francisco de Asís estaba don Melchor junto a otros danzantes tomando chicha donde don Joaquín Chunga. Uno de ellos dijo “estamos hostigados de bailar siempre lo mismo ¿que más podemos sacar en la danza? Como enviada, en esos precisos instantes hace su aparición doña Eudelia Bernal (esposa de don Joaquín) con su canasta de pan. “La Eudelia está como para hacerla bailar”, dijo alguien. Como iluminados se miraron entre sí y decidieron que esa iba a ser la otra integrante de la danza. “No me acuerdo por qué no sacamos una panadera y nos decidimos por una negra tamalera. Como yo era gordo, casi como doña Eudelia, dijeron, Melchor será la tamalera”, recuerda sonriendo. Inmediatamente mandaron a elaborar la máscara a las artísticas y expertas manos de don José Toribio Ayala, que vivía cerca al estadio Alianza. “Esas eran unas preciosas máscaras, las de hoy ya no son iguales”, me dice y yo lo compruebo pues aún conserva su máscara que le hiciera don Toribio.
Luego de esta evocadora charla me despido llevándome un tesoro: unas fotos suyas como "tamalera". Lo convencí a disfrazarse y, sin música, bailó mientras mi cámara disparaba flashes para perpetuar el momento. Comprobé que sigue bailando admirablemente. (Jorge Luis Tume Quiroga)

ERES SÍMBOLO FOLCKLÓRICO DEL CARNAVAL

.
DON EULOGIO TUME AYALA
.
Algunos se preguntarán: ¿por qué Bernal es Capital del Carnaval? Algunos más envidiosos tratarán por todos los medios de anular esta distinción ganada legítimamente. Ojalá te conocieran, viejo amigo, para que con tu forma tan amena de conversar, los envuelvas en la evocación jubilosa del carnaval. “No… ni hablar”, les dijeras. Les contarías lo que me contaste en plena fiesta del Carnaval. Les contarías que eres “yuncero” desde 1962, desde aquellos tiempos en que primero se paraba los yunces en la casa del primer mayordomo para luego desenterrarlo y recién llevarlo a su sitio principal. Seguramente les dirías, con tu sonrisa de viejo apacible, que el carnaval, desde antes, fue lindo en Bernal, incluso más alegre cuando no había orquestas.
Yo lo respeto mucho don Eulogio, Símbolo Folclórico del Carnaval. Usted ni se imagina quién le asignó ese bien ganado título honorífico. Si lo supiera, seguramente que riéndose dijera: “es la fiesta pues, todo se perdona”. Y yo estoy seguro que es la fiesta más esperada por su vetusta existencia. En cada baile que usted da, creo observar esa alegría que sentía, muchos años atrás, cuando se visitaba a todos los mayordomos. Cuando todas las bandas del carnaval entraban a las cinco de la tarde. Cuando todavía se usaban las “serpentinas de 1 cm. de ancho por 100 de largo”. Cuando la situación económica permitía jugar con suaves y aromáticos talcos. Cuando todavía se adornaba con cañas de fruta al Yunce. Cuando, en cada visita, se recibía una brazada de cerveza. O simplemente confirmo lo que me dijo: “yo respeto bastante a San Chabaquito. Tres veces me he querido retirar y San Chabaquito me ha castigado. Más caro ha sido el gasto que mi cuota”.
La verdad que yo también gozo con el carnaval de Bernal, el mejor del Perú. Es impresionante gozar cuatro días con cinco bandas de músicos, de Trujillo y Lambayeque todas ellas. Es indescriptible, sobre todo para los que vivimos lejos del terruño, saboreando el estofado de res, cabrito, caldo de gallina, caldo de carnero y asentándolo con la rica chicha y cervezas bien heladas. Es grandioso tomar un suculento caldo de gallina, a las 12 de la noche, al aire libre, en plena retreta de cinco Bandas. Nadie, que no haya vivido esta fiesta, pensaría que las orquestas más caras del Perú tocan gratis y al aire libre. Siento orgullo saber que Bernal es de los pocos pueblos que todavía lee el testamento del Ño Carnavalón. Es increíble que nadie se quede sin gozar del carnaval, incluso los que no son mayordomos, o los visitantes, que gozan en fraternidad sin gastar un solo centavo, aunque les parezca un sueño y se queden prendados para siempre de este pueblo. ¿Todavía siguen preguntando por qué mi tierra es Capital del Carnaval? No hay derecho don Eulogio.
Algo que quería decirte es que cualquiera pensaría que lo que se dice de ti en el testamento del “Ño Carnavalón” es mentira. Nadie creería que tengo grabada tu voz contándome que tienes 46 años de licenciado, habiendo ingresado a tu querido ejército un lunes 3 de enero de 1960; que tu fusil fue el 2151 y que perteneciste al Batallón Salaverry. Todos se carcajean, pero pocos saben de tu buena memoria que se acuerda de todas las fechas y episodios.
Yo sé que sufres cuando llega el día jueves. Te alegras un momento por el testamento, pero sé que cuando venimos de quemar el “Ño Carnavalón”, bailando la última marinera, sufres por dentro. Debes acordarte seguramente que este año, como tu Banda se iba temprano, no se había programado merienda y me dijiste: “¿Koky, ahí quedó todo?”. “Si viejo, ahí quedó todo”, te dije dentro de mí con tu misma tristeza. Creo que por esta tristeza general, tu sobrino Checo plantea que se celebre el medio año del Carnaval.Ojalá lo tengamos muchos más carnavales con nosotros, don Eulogio, para que nos siga alegrando el alma, no sólo con su baile picaresco, con su costumbre de andar dos pañuelos en carnavales, con su clásico “señorita no se vaya a molestar, más tarde voy a ponerle su talquito”, sino simplemente silbando, tan finito como nadie, “La celosa”, esa marinera que tanto le gusta y que la tocaban los hermanos Manuel y Julio López en tu “Sin Rival Yunce de la Esquina”.
Gracias por alegrarme el alma viejo amigo. Gracias porque cuando se vaya, usted y nuestros padres, nos dejarán como herencia el carnaval. (Jorge Luis Tume Quiroga)